El elemento de madera está asociado con el hígado (y la vesícula biliar) y se conecta a la estación de la primavera. En la antigua China (y muchos otros lugares en el planeta) la gente observó que los cambios del entorno durante la temporada y tomó nota de cómo los animales, las plantas y la tierra se han adaptado en consecuencia a vivir más en armonía con los ciclos de la naturaleza. El cuerpo humano fue visto como un reflejo en miniatura del cosmos. Todo un universo trabajando dentro de nosotros. Nosotros también tenemos que pasar por las estaciones. A veces tenemos una cantidad exuberante de energía, como en el verano y, a veces tenemos que descansar y recargar, como en el invierno.
La madera se asocia con la primavera, ya que es un momento de crecimiento, expansión y dinamismo. Como la semilla que ha estado latente en la tierra durante el invierno conservando las reservas, en primavera, siente el empuje hacia afuera con la intención de traer nueva vida a nuestro planeta. El elemento de madera es renovación, despertar y renacimiento.
El espíritu del hígado nos ayuda a organizar y coordinar nuestras ideas y visiones en acciones y cambio. El hígado es el encargado de la fluidez del Qi (energía vital) (física / emocional) y la emoción asociada es la ira. Cuando no podemos expresar nuestra ira y frustración, ellas se estancan y somos incapaces de seguir adelante. Esta incapacidad para expresarse correctamente a sí mismo puede manifestarse como firmeza o agresividad excesiva, dolores de cabeza/migrañas, problemas menstruales y o ginecológicos, síndrome premenstrual, la incapacidad para adaptarse al cambio, la depresión.
La virtud de la madera es el perdón y la benevolencia, que es lo opuesto a la ira no expresada. La madera nos permite estar bien arraigados en el pasado, de pie en el presente, teniendo la visión y la previsión de avanzar hacia el futuro.
Aprovechar la energía de la primavera nos anima a estar en contacto con nuestra creatividad, imaginación, sueños. Podemos mirar los árboles para aprender de ellos una lección sobre permanecer erguidos, de pie, bien arraigados, dando paso a los vientos de la vida desde un lugar flexible y ágil, manteniendo la mirada hacia arriba y hacia adelante, para que no perder de vista nuestro propósito real en la vida. Los vientos de la vida pueden cambiar de forma inesperada y la flexibilidad puede ser una fuerza importante cuando sea necesario.
En la práctica de Yin Yoga de la primavera nos conectamos con la curiosidad y la alegría. Date permiso para experimentar con nuevas posturas (asanas) y enfoques diferentes de la práctica. Trata de practicar con nueva música, con los ojos cerrados, el canto, la luz de una vela, intentar una nueva postura, hacer más torsiones (excelentes para el hígado) e incorporar más posturas de equilibrio que reflejan la fuerza y la gracia del elemento Madera. Trata de pasar más tiempo al aire libre y observar los árboles en tu vecindario. Mira cómo se mueven y se mecen con el viento.
Cathy Keenan
http://www.yinyoga.com
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