Este es un artículo publicado por Mauricio Quintana en su blog, en el que resume el Segundo Congreso Internacional de Investigación sobre la Fascia. La fascia es un tipo de tejido conectivo considerado hoy como el sustrato de los meridianos.
Meditaciones sobre la Fascia y la Acupuntura
Recientemente tuvimos la oportunidad de asistir al Segundo Congreso Internacional de Investigación sobre la Fascia, celebrado en VrijeUniversiteit, en Amsterdam, Países Bajos. Fue una experiencia maravillosa, donde por segunda vez se reunieron investigadores, medicos y practicantes de salud alternativa para discutir la ciencia e implicaciones de los principales avances en el área del tejido conectivo.
¿Porqué es ésto importante? Básicamente, conforme progresa el conocimiento en este campo, nos acercamos a la conclusión de que el relegado tejido conectivo del cuerpo (al cual se le considera tradicionalmente como la “funda” o “envoltura” de las cosas importantes en el cuerpo) es en realidad una parte vital de todas las funciones de nuestro organismo. Los planos fasciales que organizan nuestro cuerpo y la matriz que sirve de terreno base para nuestras células son en realidad un meta-sistema que transmite información, sustancias, e impulsos, y brinda coherencia a todo el organismo.
Las personas que practicamos Medicina Tradicional China reconocemos en esta descripción, sin problemas, un concepto mucho más antiguo y abstruso: aquél de los jingmai, los meridianos o canales sobre los cuales yacen los puntos de acupuntura, y a través de los cuales se transmiten el qi y la sangre a través de nuestro cuerpo. De acuerdo con dos de los ponentes en la conferencia, Steven y Donna Finando, aquí está la clave para comprender “el sistema mediador de la acupuntura”.
¿Controversial? Por supuesto. Durante ya bastante tiempo, los practicantes de acupuntura en Occidente hemos bailado en la línea entre “ciencia” y un enfoque más o menos “místico” con respecto al concepto de qi, el cual carece que traducción o equivalentes claros en nuestra comprensión del cuerpo. Hemos por tanto aprendido a entender qi como un material sutil o “energía vital”, la cual se encuentra más allá de nuestra capacidad de descubrir o explicar y, por extensión, que los jingmai son un sistema igualmente sutil e indescriptible por el cual dicha energía circula.
Mi fascinación personal con la investigación sobre la fascia y sus implicaciones me han llevado a discutir estas ideas con mis colegas, y las reacciones van desde el rechazo cauteloso hasta la burla y descalificación abiertas. Acupunturistas jóvenes y viejos parecen renuentes a aceptar que pudiese existir algún aspecto físico, tangible y mecánico para explicar el trabajo que hacen o sus efectos.
Me parece, sin embargo, que estamos demasiado apegados a explicaciones oscuras desarrolladas por falta de un mejor entendimiento. Si de hecho los jingmai son un intento de describir lo que Tom Myers llama “Trenes Anatómicos”, entonces como practicantes de acupuntura debemos explorar esta posibilidad, y buscar abiertamente terreno común con aquéllos que miran la fascia desde una perspectiva científica, así como los que trabajan con ella en forma terapéutica, a saber masajistas y terapeutas corporales, integradores estructurales, etc.
Por el momento, la investigación sobre la fascia está centrada en las capas superficiales y musculares; personalmente opino que, conforme éste campo se desarrolle, abarcará las capas más profundas del sistema y demostrará que existen conexiones funcionales entre la acción sobre la fascia superficial y la condición de los órganos internos del cuerpo. Los así llamados terapeutas del movimiento lo saben, y varias formas de masaje (como el tuina de China (masaje integral chino) y el shiatsu de Japón) hacen uso de tales conexiones, sin importar que carezcan de explicación científica por el momento.
En la práctica de la acupuntura, estamos limitados solamente por nuestras ideas preconcebidas con respecto a lo que podemos o no hacer a través de nuestra terapia. Digo ésto porque, en mi camino con esta medicina, he visto recuperaciones francamente milagrosas, éxitos improbables, y la cura de lo incurable. Mi maestro suele decir que entre más podamos hacernos conscientes con respecto a la condición que estamos tratando, seremos más efectivos. Al aprender más sobre la conexión entre nuestro trabajo y la fascia, nuestros tratamientos serán más profundos y completos, lo cual es la esencia del “Sanador Superior” que admiran los textos chinos más antiguos.
Mauricio Quintana
2009/11/14
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