domingo, 26 de febrero de 2012

La práctica de Yin Yoga

La práctica del yin yoga consiste en trabajar a un nivel profundo, anatómicamente hablando. Podemos decir que es una práctica donde por medio de la relajación y uso de la gravedad natural del cuerpo, se llega a la apertura (por la duración que tiene cada asana)
El yin y el yang son términos usados por los taoístas para describir el opuesto de las relaciones con todo, son términos para entender dos polaridades que existen y se relacionan con todo. El Yin está asociado con lo femenino, lo sólido, lo que tiene siempre una forma, que no cambia, interno, que no se mueve. Sin el yin no hay yang, sin lo pasivo no hay movimiento,  sin lo oculto no se puede estar al descubierto,  así se manifiesta esta dualidad

               Yang: músculos, tendones, movimiento
               Yin: huesos,  ligamentos, pasividad
Sus beneficios son muchos a nivel anatómico, pues esa pausa permite que, en la tensión moderada que se está generando en la postura, se regenere el tejido conectivo, se vuelvan a habilitar la articulación y se logre una mayor apertura del sistema a nivel articular. En esta práctica el movimiento a nivel muscular es nulo, realmente el hueso es el que está trabajando, la práctica de yin yoga nos ayuda a reajustar y alinear nuestra estructura ósea.
Cuando nuestro cuerpo físico entra en esa pausa prolongada y se relaja la articulación , se comienza también a explorar la parte más profunda de uno mismo, fluye la respiración y la mente entra en pausa, en una especie de meditación, en un estado de silencio donde la única música es tu propio sonido interno. 

Hablar del yin yoga es hablar de un laboratorio de tu propio cuerpo. Es comenzar a  entrar en la nada y en el todo, es activar y viajar a través de tus centros energéticos, de tus nadis, de tus meridianos.


Fuente: El Sendero

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